VINO

Cuatro añadas para reflejar el paisaje de Casa Lo Alto

 


 La filosofía de los ‘vinos de paraje’ de Casa Lo Alto se fundamenta en la protección del medio ambiente y la biodiversidad con la intención de contener su terruño en cada vino
 
Casa Lo Alto acaba de dar por finalizada la cuarta vendimia de su nueva época, una añada compleja, como lo son muchas de ellas y como particularmente lo está siendo para todos, en el más amplio sentido de la palabra.
Desde que Bodegas Murviedro, la filial española del grupo Schenk, adquiriera en 2017 la finca ubicada en el término de Venta del Moro, en la comarca valenciana de La Plana de Requena y Utiel, se dio inicio a una profunda transformación en la filosofía del trabajo del viñedo y la elaboración de sus vinos. Esta nueva época está basada en la protección del medio ambiente y la biodiversidad con la intención de que la personalidad de este terruño se vea reflejada en cada vino.
 
Análisis del subsuelo con ultrasonidos y un Plan de Gestión Forestal
En el transcurso de este tiempo se ha profundizado en el conocimiento de cada parcela y se va a iniciar un proyecto de análisis del subsuelo con ultrasonidos que se completará con la realización de calicatas en diversos puntos del terreno. De forma paralela se ha emprendido también un Plan de Gestión Forestal en los bosques que rodean la finca para favorecer su efecto protector como filtro ante posibles plagas e influencias externas.
La ubicación de la casa solariega y la bodega se sitúa en lo alto de un cerro -de ahí su nombre histórico- en el centro de los viñedos a una altitud de 750 metros. Las diferentes orientaciones e inclinaciones de las parcelas crean las condiciones que diferencian a este singular pago vitícola desde su fundación en 1796.  
En fechas recientes se ha concluido la rehabilitación de la casa originaria, una actuación renovadora y respetuosa con su arquitectura original para ofrecer un servicio de enoturismo de alta calidad.
 
La finca agrícola es considerada como un todo medioambiental
El proyecto actual está basado en el cultivo ecológico con prácticas de agricultura biodinámica, en el que las 150 hectáreas de la finca son consideradas como un todo, en el que la vida en los cultivos de almendro y los bosques de pinos y carrascas interactúa con el viñedo. Para ello se fomenta la biodiversidad del entorno y se evita el uso de productos químicos de síntesis con la finalidad de mantener la tipicidad de un suelo activo, rico en micro fauna. “Por eso cada parcela es diferente, única” asegura el enólogo Víctor Marqués, director técnico de Lo Alto, “esa diferenciación es lo que queremos encerrar en una botella de vino”.
En lo referente a la elaboración se trabaja con un sistema de mínima intervención y con levaduras salvajes, con tal de que se expresen las características de las varietales, del viñedo y de su entorno. La idea es devolver el protagonismo a la uva y al terruño, recurriendo a formatos de crianza que aseguran una alta carga frutal y una acidez idónea para tener una buena evolución en botella.
 
Los “vinos de paraje” de Casa Lo Alto
En la actualidad Casa Lo Alto elabora tres vinos con DO Valencia que podemos definir como “de paraje”, un hábitat rural con características edáficas propias. Cada uno de ellos está hecho con una de las varietales autóctonas de la zona, perfectamente adaptadas al clima continental con ligeras influencias del mar Mediterráneo. Como dice Víctor Marqués, “En los vinos del paraje de Casa Lo Alto se aprecia una personalidad propia que los caracteriza”.
 
Manzán
Manzán 2018 es un vino tinto elaborado con uvas Bobal procedentes de tres parcelas plantadas entre 1940 y 1965. Las viñas se cultivan con formación en vaso, estructura que permite economizar agua y protege de las insolaciones. La vendimia tuvo lugar a finales de septiembre y se utilizaron diferentes porcentajes de racimos enteros, el resto de uva se encuba despalillada sin estrujar. La fermentación se inicia de forma espontánea con levaduras autóctonas. Después del prensado se transfiere a depósitos de hormigón y fudres donde finaliza la fermentación maloláctica, el vino envejece 10 meses con sus lías. Embotellado sin clarificación y filtrado por 5 micras.
 
Rocha
Rocha 2018 es un tinto de Garnacha de un único viñedo plantado en vaso en 1980. La de 2018 tuvo un año meteorológico fresco y lluvioso, en el que se ralentizó la maduración. Las uvas se cosecharon a mediados de septiembre y se utilizaron diferentes porcentajes de racimos enteros. El resto de la uva se despalilló sin estrujar. La fermentación espontánea se inició con levaduras autóctonas. Después del prensado se transfiere a depósitos de hormigón y “foudres” donde finaliza la fermentación maloláctica, el vino envejece 10 meses con sus lías. Embotellado sin clarificación y filtrado por 5 micras.
 
Trena
Trena 2019 es un vino blanco elaborado con Tardana, variedad autóctona de vid con uvas de hollejo grueso y ciclo largo, muy bien aclimatada al ecosistema del interior de la provincia de Valencia a más de 700 metros sobre el nivel del mar.
El terreno de la parcela El Tresnal está asentado sobre un fondo arcillo-calcáreo. La vendimia de 2019 se realizó el 15 octubre, a mano y en cajas de 15 kilos. La fermentación alcohólica fue espontánea, con levaduras silvestres en depósitos de hormigón y fudres de roble de gran capacidad, en los que reposó con sus lías finas hasta el embotellado. Embotellado sin clarificación y con una ligera filtración.

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